En el marco de la política educativa de nuestro país el fortalecimiento de herramientas didácticas no siempre es impulsado de forma coherente con los fines generales de la educación. A través del siguiente escrito se plantea la forma en que los objetivos educativos de la labor docente logran alcanzar un paralelo con la política educativa del estado, para lo cual se propone analizar cómo es el estado de la educación tradicionalista que es frecuentemente impulsada y que ha generado un descontento generalizado en la sociedad y finalmente cómo el uso de los Recursos Educativos Digitales Abiertos (REDA) puede llegar a ser el punto de convergencia para los fines educativos y de la política educativa.
Que la educación es un derecho fundamental de todas las personas está establecido en el pensamiento colectivo de las sociedades. Es uno de los postulados de la Declaración Universal de los Derechos Humanos (Artículo 26.1), y en el contexto nacional está dispuesto en la Constitución Política de Colombia (Artículo 67) y reglamentado por la Ley General de la Educación de 1991. Es muy difícil imaginar a una sociedad actual sin algún tipo de educación. Pero al implementar una educación garantizada para toda la sociedad los gobiernos ejecutan a la par políticas de estado que favorezcan la formación del tipo de ciudadano que necesiten para mantener su poder. Generalmente es un tipo de educación tradicionalista que “tiene como objetivo la producción de individuos sumisos y contribuye al mantenimiento del orden social, es en muchos aspectos una preparación para el trabajo dependiente y alineado, por lo que limita los cambios sociales y constituye un freno al potencial creativo de los individuos” (Delval J. , 1989). Lo anterior genera insatisfacción en la sociedad en general, dado que, en la globalización actual de la cultura y la información, una educación creada para formar empleados y obreros queda fuera de contexto. Además “podemos percibir que existe una contradicción entre el tipo de educación que se proporciona en las escuelas y el modelo de sociedad al que formalmente se aspira, porque las escuelas no son instituciones que hayan nacido en sociedades democráticas, que tengan en su origen una vocación democrática, y lo que tendríamos que conseguir es constituir escuelas que sean democráticas, que preparen a los individuos para funcionar en una sociedad democrática como auténticos ciudadanos, y no como súbditos. Además, debemos preparar a nuestros alumnos para desenvolverse en una sociedad que cambia muy rápidamente. Por eso se habla de que la escuela más que transmitir unos conocimientos bien establecidos, tiene que enseñar a aprender y a adaptarse a situaciones cambiantes” (Delval J. , 2013).
La época actual se caracteriza por sus enormes posibilidades de acceso a la información, de intercambio de bienes, productos u opiniones, de capacidad creativa, de apropiación de la tecnología, de múltiples canales de comunicación y del resurgimiento de la idea de los bienes comunes. En ésta época los desafíos educativos y culturales plantean a los docentes la disyuntiva de mantener las políticas de los estados o tratar, a pesar de ser empleado de dicho estado, de introducir a sus estudiantes al mundo globalizado del que hacen parte. Los maestros que siguen su vocación irremediablemente le apostarán a la formación de estudiantes globalizados, críticos y con valores cívicos-sociales. Y le apostarán a eso aunque las condiciones neoliberales que los gobiernos de turno implementen le dificulten su trabajo.
Sin embargo, los gobiernos neoliberales no dejan de crear políticas educativas que a simple vista parecen idealistas y progresistas, y que al ojo común pueden simular buscar el bienestar de la sociedad y la garantía de los derechos educativos. Un ejemplo de lo anterior es la ampliación de la cobertura educativa, que puede parecer un objetivo noble pero que al ser llevado a la práctica resulta en el hacinamiento en aulas de clase lo cual sin lugar a dudas redunda en la disminución de la calidad educativa. Otro ejemplo es la inclusión de estudiantes con necesidades educativas especiales, para lo cual el gobierno no prepara a los maestros ni invierte el presupuesto necesario para que dicha inclusión se haga de forma efectiva. De esta forma, los maestros tienen que cumplir con unas metas irreales como empleado del gobierno y a la par deben seguir su vocación en la formación de las juventudes del país.
En un punto de inflexión se encuentra el uso de los Recursos Educativos Digitales Abiertos (en adelante REDA), que representan un punto de encuentro entre las políticas educativas del gobierno y la globalización de la información y el acceso a la tecnología de la sociedad actual. Los REDA se pueden definir como “cualquier tipo de recurso (incluyendo planes curriculares, materiales de los cursos, libros de texto, vídeo, aplicaciones multimedia, secuencias de audio, y cualquier otro material que se haya diseñado para su uso en los procesos de enseñanza y aprendizaje) que están plenamente disponibles para ser utilizados por parte de educadores y estudiantes, sin la necesidad de pago alguno por derechos o licencias para su uso” (UNESCO, A basic guide to open educational resources, 2011). El fin primordial es “ampliar el acceso a la educación en todos los niveles, tanto formal como no formal, en una perspectiva de aprendizaje permanente, contribuyendo así a la inclusión social, igualdad de género y las necesidades educativas especiales” (UNESCO, Declaración de París de 2012 sobre los REA, 2012). Desde el contexto nacional se definen los REDA como “todo tipo de material que tiene una intencionalidad y finalidad enmarcada en una acción Educativa, cuya información es Digital, y se dispone en una infraestructura de red pública, como internet, bajo un licenciamiento de Acceso Abierto que permite y promueve su uso, adaptación, modificación y/o personalización” (MEN, 2012).
Para el contexto colombiano, según el Ministerio de Educación Nacional (MEN, 2012), el recurso que haga parte de esta iniciativa debe responder a tres condiciones de manera indisociable e ineludible: ser Educativo, Digital y Abierto.
De esta forma, estas herramientas permiten al docente apropiarse de la tecnología que el mundo globalizado ofrece y proporcionársela a los estudiantes de una forma que mantenga el espíritu educativo. Pero los REDA plantean aparte de la fusión de tecnología y educación un componente de suma importancia en cuanto a la verificación de la garantía del derecho a la educación: La condición de acceso abierto. Ya en el 2006 se realizó en Colombia el Primer Concurso Nacional de Objetos de Aprendizaje, definiendo esos Objetos de Aprendizaje (en adelante OVA) como “todo material estructurado de una forma significativa, asociado a un propósito educativo (en este caso para la Educación Superior) y que corresponda a un recurso de carácter digital que pueda ser distribuido y consultado a través de la Internet. El objeto de aprendizaje debe contar además con una ficha de registro o metadato consistente en un listado de atributos que además de describir el uso posible del objeto, permiten la catalogación y el intercambio del mismo“ (MEN, 2012). Si bien representan intentos iniciales para vincular los avances tecnológicos en la educación, presentan una dificultad básica: Los recursos son difíciles de crear y difíciles de divulgar; para acceder a algunos de ellos se debe pagar y en muy pocas ocasiones el MEN paga por el derecho a usarlos en las instituciones. No se puede negar que, en este caso y siguiendo las orientaciones internacionales, el gobierno implemento esfuerzos en la creación de proyectos pilotos para la divulgación de los OVA, creando así Bancos de Repositorios de OVA y reformulando los planteamientos respecto a derechos de autor, lo cual llevó en 2011 al planteamiento de la Estrategia Nacional de Recursos Educativos Digitales Abiertos, principalmente enfocada hacia la educación superior.
Dejando de lado los aspectos técnicos respecto a las características generales y la clasificación de los REDA, el aspecto de vital importancia para el proyecto es la condición de acceso público y abierto, condición que quedan expresamente señalada en el sistema o modelo de licencia que se emplee, público si “está disponible sin restricciones limitaciones o costo para su acceso; en algunos casos, permite y promueve su uso de manera completa y gratuita, para lo cual dicho uso y acceso se disponen bajo la definición de una autorización a través de las licencias de tipo público, a partir de las referencias establecidas en modelos de licenciamiento reconocidos como: Creative Commons (2009) o Free Software Foundation (2012)” y abierto si “el Recurso Educativo Digital puede ser modificado o adaptado. Esto se logra gracias a que el titular del Derecho de Autor, a través de una licencia, otorga permisos para la Derivación (Modificación o adaptación de la obra o recurso). Las características para que un Recurso Educativo Digital sea abierto son: su posibilidad para accederlo, compartirlo, copiarlo, distribuirlo, mostrarlo, adaptarlo, representarlo, modificarlo y mezclarlo. Para ello, debe definirse la autorización a través de las licencias de tipo abierto, a partir de las referencias establecidas en modelos de licenciamiento reconocidos como: Creative Commons (2009) o Free Software Foundation (2012)”.
Es aquí donde la política pública y los intereses educativos de los maestros convergen. Las políticas neoliberales buscan siempre disminuir la inversión social, entre ella la inversión en educación. Intenta siempre la auto-sostenibilidad de todos los aspectos de la sociedad. Es en ese sentido que la creación de la Red Nacional de Repositorios Institucionales de Recursos Educativos Digitales Abiertos permite disminuir la inversión pública en herramientas didácticas, al exigir a los participantes dichas licencias públicas y abiertas. Y es también en esa dirección que los maestros apuntan hacia lo mismo. Por el espíritu del conocimiento colectivo algunas personas crean REDA, prescindiendo de alguna remuneración al respecto y enfocándose únicamente en el valor educativo que se le pueda dar a su trabajo. Se puede pensar, según lo afirmó Elinor Ostrom, que en condiciones de escasez las estructuras colaborativas pueden ser más eficientes que el individualismo propietario. Si bien los lineamientos generales del MEN establecen que la institución educativa que quiera hacer parte del proyecto debe “establecer estímulos e incentivos para los actores de la comunidad que produzcan y usen Recursos Educativos Digitales Abiertos, en el marco de la autonomía institucional” (MEN, 2012), en muchas ocasiones los creadores de dichos recursos solo aportan con el fin de colaborar con el crecimiento cultural de la sociedad o, siguiendo la política de Creative Commons (2009) “ sin fines de lucro trabajando para aumentar la creatividad en contenidos culturales, educativos y científicos para el bien común”.
Por otro lado, la posibilidad de modificar los REDA permite que su adaptación a diferentes contextos sea posible y que se pueda perfeccionar a través del uso desde diferentes actores. Es por esto que el movimiento de REDA será de impacto siempre y cuando mantengan el interés en generar recursos con las características de acceso abierto y así lograr una globalización del conocimiento, la colaboración de la comunidad educativa y el acceso de todos al conocimiento en general.
Para la implementación de los REDA es necesario el fortalecimiento en la formación de los autores y los estudiantes en aspectos de legalidad y derechos de autor, así como en la apropiación y transferencia de conocimiento, como en la difusión y movilización hacia las prácticas educativas.
Difundiendo la cultura de la colaboración y compartición de recursos, haciendo un análisis de las herramientas tecnológicas para la elaboración y divulgación de REDA e investigando su impacto en los diferentes niveles educativos es posible que el fenómeno de los REDA constituyan un hito en cuanto a prácticas educativas se refiere.
Delval, J. (1989). La representación infantil del mundo social. En E. Turiel, I. Enesco, J. Linaza, & J. Delval, El mundo social en la mente infantil (págs. 245-328). Madrid: Alianza. Delval, J. (2013). La escuela para el siglo XXI. Revista Electrónica Sinéctica, 1-18. MEN. (2012). Recursos educativos digitales abiertos. Bogotá D.C.: Ministerio de educación nacional. UNESCO. (2011). A basic guide to open educational resources. Paris: Commonwealth of Learning. UNESCO. (2012). Declaración de París de 2012 sobre los REA. París: UNESCO.